lunes, 17 de mayo de 2010

Aprender de María a mirar a Jesús


La Virgen María, más que cualquier otra criatura, contempló a Dios en el rostro humano de Jesús.

Lo vio recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre; lo vio cuando acababa de morir, cuando lo bajaron de la cruz, lo envolvieron en una sábana y lo llevaron al sepulcro.

La imagen de su Hijo torturado quedó grabada en su alma; pero esta imagen se vio transfigurada después por la luz de la Resurrección.

Así, en el corazón de María se custodia el misterio del rostro de Cristo, misterio de muerte y de gloria. Siempre podemos aprender de ella a mirar a Jesús con una mirada de amor y de fe, a reconocer en ese rostro humano el Rostro de Dios.