domingo, 17 de octubre de 2010

Europa


Para los creyentes, Jesucristo es la esperanza de toda persona porque da la vida eterna. Él es «la Palabra de vida», venido al mundo para que los hombres «tengan la vida y la tengan en abundancia».

Así nos enseña cómo el verdadero sentido de la vida del hombre no queda encerrado en el horizonte mundano, sino que se abre a la eternidad.

La misión de cada Iglesia particular en Europa es tener en cuenta la sed de verdad de toda persona y la necesidad de valores auténticos que animen a los pueblos del Continente. Ha de proponer con renovada energía la novedad que la anima. Se trata de emprender una articulada acción cultural y misionera, enseñando con obras y argumentos convincentes cómo la nueva Europa necesita descubrir sus propias raíces últimas.