sábado, 19 de febrero de 2011

La historia humana no es un laberinto absurdo


Unos días empujan a otros, las semanas se suceden con ritmo imparable, un mes sustituye a otro casi imperceptiblemente, y nos encontramos en la mano un nuevo calendario.

Nuestra vida se consume; nuestros años se van... Y ¿dónde? ¿Dónde va a parar este tiempo, que arrastra inexorablemente a la historia humana y la existencia personal de cada uno?

(...) La historia humana no es un laberinto absurdo y nuestra vida no va a parar a la muerte y a la nada. Jesús, con su divina e inefable Palabra, nos dice que Dios ha creado al hombre por amor y que espera de él, durante la existencia terrena, una respuesta de amor, para hacerlo partícipe después, más allá del tiempo, de su Amor eterno.